Entradas

Mostrando entradas de septiembre 16, 2018

La copa rota

Imagen
  2 Parte uno Sus amigos le decían “El Sanjua”. Nació en Villa Dominguito, San Juan. Allí la conoció a Elvira, quien luego se convirtió en mi madre, y se mudaron a Buenos Aires. Mi abuela Rosa venía de una familia muy pobre, oriunda de la misma provincia. Cuando cumplió 14 años dejó la escuela para trabajar en la casa de un intendente. Limpiaba, cocinaba y le cuidaba a sus dos hijos. Había logrado aportar dinero en su casa y dejar de usar la ropa de sus hermanas más grandes para vestirse con la propia. Su intento de estabilizarse le duró dos años, hasta que quedó embarazada y terminó en la calle. Pelo largo, negro, enrulado, delgada y con una sonrisa, llevaba religiosamente consigo su cartera morada y su paquete de Piper mentolados. Así la describe su hermana, la tía Nélida. Desde mi infancia que escucho: “Ay, querida, si te viera Rosita se confundiría; no sabría si vos sos vos o es ella”. Me llevó unos años comprender ese dicho, como todo lo que no estamos preparad@s