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Mostrando entradas de noviembre 25, 2018

Máscaras

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11 El viaje cambió la perspectiva de mi mundo, me dio vuelta patas para arriba, como diría el gran Galeano. Volví sintiéndome nueva, pero pesada. Los primeros días fueron euforia, anécdotas, reuniones, mates y regalos. Un mes de estímulos es suficiente como para no querer regresar a la rutina. Pero después descargar tanta emoción, una sensación extraña comenzó a aflorar dentro de mí. Me golpeaba de vez en cuando, y con el correr de las horas empezó a hacerse más presente. Los días parecían más largos y mi mente me torturaba: “¡Retrocediste! Viviendo de nuevo en lo de mamá, ¡ja!”, la oía decir cuando andaba con la guardia baja. No lograba hallarme, lloraba a escondidas por cualquier cosa. No sabía cómo adaptarme de nuevo a mi cama de la infancia, pensaba en mi ex sommier, en mi monoambiente, en mis cuadros y en el palo santo que prendía todas las mañanas, y entonces deseaba con todas mis fuerzas volver a esas cosas. Las dos veces que de chica mi vieja me encontró llorando